Las marchas y protestas han sido históricamente una poderosa forma de participación política no convencional. En Colombia, la protesta social está garantizada constitucionalmente y ha sido un canal clave para exigir derechos y visibilizar demandas colectivas. Sin embargo, en los últimos años, estas movilizaciones parecen haberse estancado, convirtiéndose más en un "paisaje político" que en un verdadero motor de cambio.
En nuestro último informe analizamos el por qué las marchas ya no mueven al país, cómo han perdido su capacidad de impacto debido a varios factores:
Las movilizaciones de un lado del espectro político suelen ser respondidas con contramarchas de la otra orilla, trivializando su propósito y transformándolas en una guerra de números.
Según la Encuesta de la OCDE sobre los motores de la confianza 2024, la desconexión entre instituciones y ciudadanía está en máximos históricos, afectando la legitimidad de estas acciones colectivas.
La ausencia de resultados concretos ha generado desinterés, llevando a un hartazgo generalizado frente a estas dinámicas.
¿Es posible recuperar el impacto de las protestas?
Nuestro informe incluye un análisis crítico sobre el fenómeno y además, compartimos cinco recomendaciones clave para resignificar las movilizaciones sociales y transformarlas en una herramienta efectiva de participación y cambio.
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