By John Celis
El 4 de febrero del 2020, en el discurso anual del Estado de la Unión, el presidente de los Estados Unidos, fue el showman de la noche en Washington DC.
Como era de esperarse, los altos niveles de exposición mediática fueron aprovechados meticulosamente por Donald Trump para sentar posturas claras frente a temas álgidos y detractores, con el objetivo ultimo de avanzar al máximo en su carrera por la reelección en noviembre de este año. La pelea bipartidista fue explicita, con un duelo de gestos y la descortesía histórica entre el presidente y Nancy Peloza, líder demócrata, donde el primero la dejó con el saludo estirado, y la segunda rompió la copia del discurso ante todas las cámaras. En medio de toda esta posverdad, la mejor jugada electoral del showman fue arrebatar votos latinos indecisos a los demócratas, con la invitación de Juan Guaidó al capitolio, y su discurso contra el socialismo: "Estamos apoyando las esperanzas de cubanos, nicaragüenses y venezolanos para restaurar la democracia". Y ahora con la tranquilidad de estar absuelto del juicio “Impeachment” impulsado por Nancy Peloza, el cual buscaba destituirlo de la presidencia, el magnate seguirá fortaleciéndose de cara a la reelección. Después de saber que no sería condenado, publicó un video subliminal en su cuenta de Twitter en el que envía un mensaje de “Trump 4eva”. Donald Trump se ha hecho controversial por poner el centro del debate ideas como que “las acciones en la vida real no se acercan a la realidad y a los hechos sino al discurso mediático y emocional”. El demócrata Tim Ryan afirmó que lo sucedido en el discurso de la Unión, fue "como ver la lucha libre. Era todo falso". Para algunos es incuestionable que Donald Trump es la marca personal más poderosa del mundo. Sin embargo, también es cierto que, desde el ámbito de la comunicación, lo que más trasgrede de él, es que es la encarnación de la posverdad, hija del siglo XXI muy cuestionada éticamente… ¿Qué análisis te deja este uso de la Marca Poder? Abrimos debate.
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